La piel debe hidratarse, claro, pero ¿por qué?

by Ana Robert Estelrich

Todos sabemos que una piel bien hidratada es muy importante para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Es algo que hemos leído y visto muchas veces en los medios de comunicación y, sobretodo, en la publicidad. Además, también lo hemos sentido: una piel seca nos produce incomodidad, tiene mal aspecto, se resquebraja fácilmente… No hay ninguna duda, la piel debe hidratarse.

 

Pero, ¿por qué se seca la piel? ¿para qué necesita agua?

Y, todavía más, ¿cómo consigue la piel mantener un equilibrio entre el agua del interior del cuerpo y la del exterior?

Gota de agua sobre la piel

El agua es el elemento más importante para todos los seres vivos. Algunos organismos llegan a tener un 90% de su peso en agua –las medusas, por ejemplo-, y el cuerpo humano, en particular, está compuesto por un 70% de agua es decir ¡casi 3/4 partes de nuestro cuerpo son agua!

 

¿En qué gastamos el agua?

Nuestras células precisan de agua porque es un fantástico disolvente de muchas sustancias, lo que permite a las células usar los nutrientes, minerales y elementos químicos tan valiosos para los procesos biológicos. Los carbohidratos y las proteínas que nuestro cuerpo consume como alimento, son transportados por el agua dentro del torrente sanguíneo. Y, finalmente, el agua también tiene la habilidad de transportar el material de desecho fuera de nuestro organismo.

En un día, nuestro desgaste de agua varía entre 2,5 y 3,5 litros -dependiendo del clima y la actividad física-. Consumimos el agua de distintas maneras:

  • Perspiración o transpiración insensible a través de la piel unos 350mL..
  • Respiración: al tomar oxígeno, eliminamos CO2 y agua a razón de unos 350 mL en climas fríos y 250 mL en climas cálidos, y 300 mL por ejercicio intenso
  • Transpiración: 1500 mL clima cálido, 100 mL clima frío y 2500 por ejercicio intenso
  • Orina: 1400 mL clima frío y 1200 clima cálido
  • Deposiciones: 100 mL

Esto en condiciones normales, pero si, por alguna razón, una persona pierde el 10% de agua de su cuerpo, su vida está en situación de riesgo, y si pierde el 20%, la situación es tan grave que puede llevarla a la muerte.

Fijémonos ahora en el exterior de nuestro cuerpo. Aunque depende mucho de las condiciones climatológicas, para una temperatura ambiente de unos 25ºC, el contenido de agua en el aire es menor del 2%. Es decir, que nuestro cuerpo, con un 70% de agua tiene que sobrevivir en un ambiente que apenas contiene un 2%.

Cuerpo humano

 

¿Quién es pues la responsable de conseguir mantener este descompensado equilibrio, conocido como homeostasis?

La respuesta es muy sencilla: la piel. Lo que ya no es tan sencillo es cómo lo lleva a cabo puesto que aunque nosotros ingerimos diariamente la cantidad que consumimos, necesitamos una barrera que mantenga mucha más cantidad de agua dentro de nuestro cuerpo de la que hay en el exterior y además con un margen de pérdida de agua muy estrecho, porque, como ya hemos visto, nuestra vida depende de ello.

Así pues, es muy importante mantener la calidad de esa barrera puesto que no sólo es imprescindible para mantener la homeostasis del agua, sino también para evitar infecciones. Si la barrera se rompe, las bacterias que viven sobre nuestra piel pueden penetrar fácilmente dentro de nuestro organismo y causar infecciones.

Esa barrera puede romperse por efectos externos, como agresiones mecánicas o quemaduras, o bien por sequedad, es decir una pérdida excesiva de agua.

 

Pero ¿para qué necesita agua esa barrera?

Entremos pues a conocer nuestra piel con un poco más de detalle.

Contiene un 20% del agua de nuestro cuerpo y está compuesta por tres capas, que son, de interior a exterior, la hipodermis, dermis y epidermis.

La hipodermis es un estrato de la piel que está compuesto de tejido conjuntivo laxo y adiposo, lo que le da funciones de regulación térmica y de movimiento a través del cuerpo.

La dermis es la capa intermedia de la piel y está formada por un tejido conjuntivo con abundantes fibras de colágeno y elásticas que proporcionan consistencia y elasticidad.

Finalmente, la epidermis, es la capa superior de la piel y es la que nos separa del exterior. Está compuesta principalmente por unas células llamadas queratinocitos formadas por una proteína muy dura conocida como queratina.

Y dado que esta capa es la que realmente ejerce de barrera con el exterior, vamos a verla con más detalle. Está compuesta a su vez por 5 capas: estratos basal, espinoso, granuloso, lúcido y córneo. El estrato córneo es el que nos separa del exterior y es sobre el que aplicamos los productos cosméticos.

La epidermis tiene 4 funciones principales:

  1. Formar una barrera protectora frente a las agresiones externas: químicas, biológicas y mecánicas
  2. Proteger la homeostasis del cuerpo: control de temperatura, prevenir pérdidas de fluidos
  3. Vigilancia inmunológica
  4. Como órgano sensorial

Capas de la piel

 

Y ¿cómo consigue la epidermis, concretamente el estrato córneo, mantener activa esa barrera siempre?

Pues regenerándose continuamente, es el proceso conocido como queratinización o escamación

Proceso de queratinización de la piel

En la epidermis abundan unas células conocidas como queratinocitos. Éstos nacen en los estratos más profundos (estrato basal) donde maduran para luego emprender una migración hacia la superficie de la piel (estrato córneo). En el camino, que dura entre 1 y 3 meses, los queratinocitos sufren una transformación: pierden el núcleo y acaban muriendo aplastados y rellenos de queratina, proteína muy dura que es la responsable de impermeabilizar la piel y que forma el pelo y las uñas. Este proceso que tiene lugar de forma continua, es llevado a cabo por unas sustancias, conocidas como enzimas, que ayudan a que las reacciones químicas que se producen en el cuerpo puedan tener lugar a temperatura corporal. Pero, y aquí está el secreto, para que se produzcan estas reacciones facilitadas por los enzimas, es necesaria la aportación de agua.

Así pues, el agua en la epidermis es necesaria para permitir las reacciones enzimáticas que facilitan la maduración de la piel permitiendo que ejerza su imprescindible función de barrera.

Vemos pues que el agua es absolutamente esencial para el funcionamiento normal de la piel y especialmente del estrato córneo. La pérdida de agua de la piel debe ser regulada cuidadosamente, tarea que lleva a cabo la compleja estructura del estrato córneo.

La retención de agua en el SC depende de dos componentes principales:

  1. La presencia de agentes higroscópicos naturalesNatural Moisturizing Factor, NMF, que tienen la capacidad de absorber agua y son entre otros: aminoácidos, urea, ácido láctico, etc.- entre las células que forman el SC, conocidas como corneocitos
  2. Un orden muy preciso de los componentes intercelulares de las células de la piel -conocidos como lípidos– que mantengan la estructura

Tanto los agentes higroscópicos naturales como los lípidos intercelulares con los años -y otros factores- van deteriorándose no pudiendo retener el agua que precisa la piel y por ello se seca. Por tanto, es muy conveniente ayudar a esa barrera a que acceda al agua que necesite. Es por ello que la piel necesita hidratación.

 

Bibliografía

Water content at different skin depths, Household and personal care today, vol. 11(1) Jan/Feb 2016

Te puede interesar también

Leave a Comment

Acepto la política de privacidad *