Los aceites
Los aceites de las plantas han tenido y tienen un papel fundamental en la vida humana.
Los griegos miraban al universo -cosmos, σύμπαν- y lo encontraban bello y ordenado. La palabra cosmética viene de un verbo griego derivado de cosmos que significa poner en orden, ornamentar, más un sufijo -ico que significa “relacionado a”. De ahí que la cosmética es algo relacionado con la belleza y el orden.
Desde muy antiguo, la forma de obtener esa belleza y orden para el organismo humano provenía de la Naturaleza, con sustancias que, al estar en contacto, con el cuerpo fueran capaces de integrarse con él, proporcionando además bienestar y equilibrio. Esas sustancias se obtenían principalmente de las plantas, que durante siglos habían sintetizado -creado- y mejorado para su protección contra agentes externos -insectos, ambientes hostiles-, para facilitar su adaptabilidad a diferentes entornos y como fuentes de energía.
Esas sustancias se conocen como aceites -del árabe azzáyt, jugo de la aceituna-, término genérico para designar líquidos que no se disuelven en agua y que tienen menor densidad que ésta. En las plantas existen dos tipos bien diferenciados de aceites: los aceites vegetales y los aceites esenciales, con composiciones químicas y propiedades absolutamente distintas. Los aceites esenciales se evaporan completamente al verterlos sobre un papel de filtro, cosa que no ocurre con los aceites vegetales en los que la mancha permanece, no se evapora.
Los aceites vegetales: los aliados de la piel
Son compuestos orgánicos, generalmente líquidos, obtenidos a partir de los frutos o semillas de las plantas en cuyos tejidos se acumulan como fuente de energía principalmente. Se obtienen por diferentes procedimientos, pero el que asegura el mantenimiento de sus propiedades es el método de extracción por prensado en frío, método mecánico en el que las semillas y frutos oleaginosos se someten a un proceso de prensado. Uno de los aceites vegetales más conocido y antiguo es el aceite de oliva.
El uso de aceites vegetales en cosmética viene de muy antiguo. Los egipcios usaban cosméticos, independientemente del sexo y del estrato social, con finalidades estéticas y terapéuticas. Se ungían la piel con aceites y ungüentos para protegerse del clima. Mezclaban los aceites con carbón, galena -sulfuro de plomo-, pirolusita -óxido de manganeso- o malaquita u otros minerales de cobre para hacerse máscaras de colores.
Propiedades de los aceites vegetales
Los aceites vegetales son sustancias muy familiares para la piel. Se integran en la zona externa de la piel y pueden ser metabolizados -asimilados por el organismo y transformados químicamente-, por lo que sirven como nutrientes. Así, las características principales que hacen de los aceites auténticos aliados de la piel son:
- Contienen sustancias -como ácidos grasos- que ya se encuentran en la piel y otras -como ácidos omega 3 y 6- que no se encuentran en ella, pero que la piel las utiliza para sintetizar -crear- nuevas sustancias necesarias para ella.
- Muchos aceites vegetales contienen unas sustancias muy parecidas al colesterol -fitoesteroles- capaces de sustituirlo en caso necesario.
- Ayudan a disminuir la evaporación de agua a través de la epidermis, lo que en definitiva es una forma de hidratación
Existen gran variedad de aceites vegetales de uso cosmético, cada uno de ellos es una mezcla de sustancias que confieren propiedades específicas a cada aceite. Así, podríamos enumerar una larga lista de los aceites más comunes -que iremos viendo con detalle-: argán, árnica, avellana, borraja, cacao, caléndula, coco, germen de trigo, hipérico, jojoba, karité, lino, macadamia, oliva, rosa mosqueta, sésamo, uva, zanahoria:
Los aceites esenciales o los dueños de los sentidos
Los aceites esenciales, también definidos como esencias, aceites volátiles o aceites etéreos, son una mezcla compleja de sustancias volátiles biosintetizadas -creadas biológicamente- por las plantas. Pueden obtenerse por destilación con agua, seca o vapor.
Una idea equivocada muy común es que los aceites “esenciales” deben su nombre a la importancia en la supervivencia biológica de las diferentes especies. Sin embargo, el término “aceite esencial” realmente tiene su origen en la expresión Quinta essentia, que hace referencia al quinto elemento de la alquimia usado por el pionero médico suizo, Paracelso – Teofrasto Paracelso, fue un alquimista, médico y astrólogo suizo, 1493 a 1541–. Él creía que los aceites esenciales eran la forma más pura y concentrada de los principios médicos de las plantas, producidos por hidrodestilación de sus tejidos.
El uso del término “quintessence”, por Paracelso, es el reflejo del paradigma de Aristóteles que describía la materia compuesta por 5 elementos: tierra, fuego, agua, aire y espíritu. Quintessence estaba considerado como el último de ellos: el espíritu o la fuerza de la vida de las plantas, que podía ser extraída y contenida mediante el proceso de destilación.
¿Cómo se obtienen los aceites esenciales?
Los aceites esenciales son una mezcla de compuestos volátiles lipofílicos -solubles en grasas- que se encuentran en las hojas, ramas, pulpas de las semillas o cortezas de algunas plantas. Al ser también ligeramente solubles en agua se obtienen por hidrodestilación. Es decir, calentando la planta en un alambique en presencia de agua. Se produce así una mezcla de gases que se expanden y viajan hasta un condensador de agua fría. Allí condensa tanto el agua –hidrolato– como el aceite, que al ser menos denso queda flotando en la superficie.
A la izquierda alambique de cobre utilizado para hidrodestilaciones. Perteneció a Hipólito Sánchez Guinaldo desde 1920. Procede de Herguijuela de la Sierra (Salamanca)
Son mezclas de moléculas pequeñas que tienden a volatilizarse con facilidad. Interactúan con nuestros sensores olfativos permitiendo de esta forma que sus propiedades ejerzan su efecto en nosotros. Nuestro sistema olfativo difiere de los otros sentidos en el hecho de que presenta conexiones anatómicas. Se superpone con zonas del cerebro relacionadas con procesos emocionales. Por ello, el efecto que ejercen los olores en el organismo tiene lugar no sólo via mecanismos farmacológicos si no también psicológicos. Es por este motivo que los aceites esenciales en cosmética tienen un doble uso: por sus propiedades biológicas y por su perfume.
Existe un gran número de aceites esenciales, con composiciones químicas y propiedades muy diversas, que también veremos con detalle, como ejemplos: canela, eucalipto, geranio, lavanda, menta, naranja, rosa damascena, ylang-ylang.