La nomenclatura de las moléculas orgánicas sigue unas premisas muy claras. Sin embargo, esto no es así cuando se trata de los prefijos de los nombres de las moléculas que contienen de 1 a 4 átomos de carbono. Veamos pues cuál es su etimología.
Las estructuras orgánicas, es decir, aquéllas constituidas básicamente por carbono y por otros elementos, no tenían ningún sentido hasta que en 1858 Couper y Kekulé –químicos del siglo XIX– propusieron las valencias de los átomos, que son el número de elementos a los que puede enlazarse cada átomo. A partir de ahí, durante las siguientes tres décadas, se determinaron una gran cantidad de estructuras y nació la necesidad de crear un sistema para nombrarlas.
En 1892, el Congreso Internacional de Químicos que se celebró en Ginebra, aprobó una base para crear esa nomenclatura, que, después de más de 100 años, aún sigue vigente.
El prefijo del nombre indica el número de carbonos que contiene la molécula, así, pent-, hex-, hept-, dec-, corresponden respectivamente a moléculas que contienen 5, 6, 7, 10 átomos de carbono.
¿Pero qué pasa con las 4 primeras de la serie?
Deberían llamarse mon– (monos significa «1» en griego), dyo– (dyo “2”), tri– (tría “3”) y tesser– (téssera “4”). ¡Pero nada más lejos de la realidad!
Veamos de dónde provienen esos 4 prefijos…
1 carbono: Met-
El metanol es un componente minoritario del vino, es muy tóxico y responsable de la resaca. Este producto se lleva usando desde época de los egipcios, que lo empleaban para el embalsamiento. Los primeros en describir el metanol fueron Jean-Baptiste Dumas y Eugene Peligot, y le pusieron el nombre de «metileno», que en griego significa «producto de árboles» (meth + hyle), ya que se destila de la madera. De ahí salió la raíz met-.
2 carbonos: Et-
Ether, cuya raíz significa “brillar” y estaba relacionada en lenguas antiguas con el buen tiempo, el cielo claro y el espacio que envuelve las nubes. Ya hacia 1700 estaba profundamente asociado con el líquido volátil incoloro que se forma al tratar el alcohol con ácido. “El delicado fluido preparado a partir de los espíritus del vino con ácido vitriólico -ácido sulfúrico-, llamado por los chímicos aether…” (1757) era lo que actualmente conocemos como éter etílico. Así, cuando se descubrían nuevos líquidos volátiles incoloros, también se les llamaba éter. Y de ahí proviene el prefijo de las moléculas que contienen 2 átomos de carbono.
3 carbonos: Prop-
El ácido propiónico fue sintetizado por Johann Gottilieb en 1844. Pero el nombre se debió a Jean-Baptite Dumas, quien observó que no se mezclaba con agua, es decir, se comportaba como una grasa y lo llamó protopion, en griego, formada por protos, primero, y pion, grasa, por ser el ácido graso más pequeño. Y de ahí el prefijo prop- para moléculas con 3 átomos de carbono.
Molécula de ácido propiónico
4 carbonos: But-
En 1826, Michel Eugène Chevreul, estaba purificando ácidos grasos -aquéllos que no se disuelven en agua- y dio el nombre de ácido butírico al ácido que se forma de la mantequilla rancia, utilizando la raíz latina butyrum de la mantequilla y el sufijo -ic de Lavoisier para denotar el carácter ácido.
Lo más curioso, es que esa nomenclatura que se creó hace más de 125 años, sigue siendo actual, y es más, estoy convencida de que a todos nos sonaría francamente extraño, llamarle “tesserano” al conocido gas butano.
Bibliografía
http://arslonga2.blogspot.com.es/2012/12/etimologia-de-los-prefijos-met-et-prop.html
https://despertandoaunnuevomundo.blogspot.com.es/2013/12/el-eter.html
https://sp.depositphotos.com/51077621/stock-photo-propionic-acid-molecule-isolated-on.html
https://www.lavanguardia.com/comer/materia-prima/20180322/441685656740/mantequilla-errores-cocinar-alimentos-recetas.html