“Entre yo y el espacio no hay nada más que mi piel.” (Didi-Huberman)
¿Qué es la piel?
La piel es la monumental fachada del cuerpo humano. Envuelve por completo el cuerpo humano, es el elemento principal para identificarnos y es el mayor órgano de atracción sexual. –Comel’s, Fisiologia Normale e Patologica Della Cute Umana, 1953-
Se acostumbra a definir como el órgano más grande del cuerpo humano, no obstante, esta afirmación no es del todo cierta, por lo menos en lo que hace referencia a su superficie -2 m2-. Comparémosla, si no, con la superficie del tracto intestinal completo o con los 400 millones de alvéolos del pulmón durante una inspiración -16 m2-.
Durante mucho tiempo, la piel ha guardado celosamente sus secretos debido a la complejidad de su estructura. Han sido necesarios métodos tecnológicos de investigación avanzados para resolver su organización y comprender sus funciones. Un enorme número de estructuras nerviosas invade los tres niveles de la piel, -epidermis, dermis e hipodermis-, folículos pilosos, glándulas sebáceas, músculos y elementos vasculares. Todos ellos están estrechamente entrelazados por infinidad de terminaciones nerviosas.
La piel vista a través del microscopio electrónico
Asimismo, la piel no actúa aisladamente, sino que está en constante interrelación con el resto del organismo.
La piel sana posee un sistema de reparación muy desarrollado para conseguir mantener su integridad.
¿Qué funciones tiene la piel?
Funcionalmente, la piel es uno de los órganos más extraordinarios del cuerpo humano. De entre todas sus numerosas funciones, la más importante es la de prevenir al organismo de la deshidratación y protegerlo del medio ambiente pero manteniéndolo en constante comunicación con él.
Es la primera barrera de protección que nos preserva de las múltiples agresiones externas a las que estamos sometidos en nuestra vida diaria.
Ella posee propiedades defensivas inmunológicas. Si se altera, ya sea por defecto o por exceso, pueden aparecer problemas no sólo a nivel local, sino también en otras zonas, ya que el sistema inmune cutáneo trabaja en conexión con el resto del cuerpo.
Además, controla la temperatura corporal y la hidratación.
¿Sabías que la piel crea su propia crema hidratante?
Interviene, también, en el metabolismo, contribuyendo a la síntesis de vitamina D3. Es diana de muchas hormonas, incluidas las sexuales, participando en su metabolismo periférico, y es la clave de las funciones de interrelación, recibe múltiples estímulos externos, caricias o masajes.
Posee glándulas específicas que dan a cada individuo un olor, tacto y aspecto diferencial, siendo un órgano de relación social: percibe sensaciones, estímulos y es una tarjeta de presentación en nuestras relaciones diarias.
Cómo y por qué cuidar la piel
La piel está constantemente creciendo y cambiando, por lo que es muy importante vigilarla para observar esos cambios. ¡A la piel hay que escucharla!
Es muy importante hidratar la piel. Eso se consigue manteniendo el cuerpo hidratado y aplicando productos cosméticos que ayuden a hidratarla como los productos humidificantes -moisturizers-.
En general, no sólo es importante ingerir agua, sino cuidar la dieta integralmente. Para el buen funcionamiento de nuestro organismo, necesitamos ingerir muchos compuestos imprescindibles para que puedan tener lugar todas esas reacciones químicas que se producen continuamente en nuestro cuerpo. Por ejemplo, ácidos grasos esenciales, aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales…
Objetivo de oushia
La piel es un elemento que une y separa: nos une con el exterior a través de su carácter sensorial. Pero a la vez nos separa para poder ser nosotros mismos dentro de nuestra intimidad.
Nuestra piel es nuestro reflejo, nos dice si nuestro interior está en consonancia con el exterior y si el exterior no invade nuestro interior.
Y ese es el espíritu de oushia. Ayudarnos a comprender la base teórica y práctica de todo aquello que depende de nosotros y tiene influencia en la mejor conservación de la piel. Desde el interior, hasta el exterior –lifestyle-. Para que podamos tomar nuestras propias decisiones de cómo cuidarnos y que estén en consonancia con nosotros mismos.
Si cuidamos nuestro cuerpo podemos disfrutarlo toda la vida