SLS -sodium lauryl sulfate-, SCS -sodium coco sulfate- y SLES -sodium lauryl ether sulfate
Es comprensible que hoy en día muchas personas estén confundidas acerca de los riesgos potenciales para la salud y el medio ambiente asociados con los tensioactivos, en particular el SLS, el SCS y el SLES. Algunas marcas afirman que SCS es una alternativa más segura a SLS / SLES ya que deriva del coco y no del petróleo. Otras marcas afirman que el SLES es más suave para la piel porque pasa por el proceso adicional de etoxilación. Vamos a ver qué dice la química al respecto.
Los tensioactivos
En nuestro artículo anterior –ACCIÓN LIMPIADORA DE UN DETERGENTE. LA ESPUMA.– comentábamos cómo los detergentes actúan sobre las superficies para eliminar la suciedad.
Los detergentes forman parte de una familia más amplia de moléculas conocidas como tensioactivos. Cada molécula de tensioactivo se compone de 2 partes: una formada por una cadena larga hidrocarbonada de naturaleza hidrófoba -que odia el agua- y una cabeza polar de naturaleza hidrófila -que ama el agua-. La parte hidrófila es atraída por las moléculas de agua mientras que la parte hidrófoba es repelida por el agua pero atraída por sustancias no polares como el aceite, la grasa o la suciedad.
Según sea la carga de la cabeza hidrófila, los tensioactivos se clasifican en no iónicos -la cabeza no tiene carga-, aniónicos -cabeza con carga negativa-, catiónicos -con carga positiva- y anfóteros -con ambas cargas-.
Diferentes clases de tensioactivos según la carga de la cabeza polar
Los tensioactivos que se usan en detergencia son mayoritariamente aniónicos y en algún caso no iónicos. En este artículo y en los siguientes veremos los diferentes tipos de tensioactivos más comunes que se emplean en productos de limpieza corporal.
¿Cuál es la diferencia entre el SLS y el SCS?
Ambos se sintetizan a partir de un ácido graso llamado ácido láurico que generalmente se obtiene del petróleo, aunque a veces también del aceite de coco o de palma. Es un ácido graso saturado -sin dobles enlaces- de 12 carbonos.
El ácido láurico se convierte en alcohol láurico y a partir de él el SLS. De hecho, el SLS se utiliza para irritar la piel de animales y voluntarios humanos con el fin de probar la efectividad de diferentes agentes curativos sobre la piel inflamada.
Sodium lauryl sulfate, SLS
SCS es similar a SLS, su principal diferencia es que deriva del aceite de coco y utiliza una mezcla de ácidos grasos que excluyen el ácido graso láurico. La mezcla está constituida por los ácidos cáprico, caprílico, mirístico, oleico, esteárico y otros minoritarios. Ambos tensioactivos se producen utilizando el mismo proceso que consiste en hacer reaccionar los ácidos grasos con ácido sulfúrico y luego neutralizando el producto con un álcali. Curiosamente, debido a la falta de ácido láurico en SCS, las marcas comerciales pueden afirmar en su etiqueta que sus productos no contienen SLS.
¿Y el SLES?
El SLS es irritante para la piel, pero puede someterse a un proceso adicional, conocido como etoxilación, convirtiéndolo en SLES que es más suave. El proceso de etoxilación hace que los agentes de limpieza, como el laureth sulfato de sodio, sean menos abrasivos y ofrecen características de espuma mejoradas. No obstante, como subproducto de la etoxilación se forma el 1,4-dioxano.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) y el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) en los EE. UU. han declarado que el 1,4-dioxano es un contaminante emergente, ya que se percibe como un peligro potencial para la salud humana y el medio ambiente. Los peligros asociados con el 1,4-dioxano son diversos.
Sodium laureth sulfate SLES, contracción aceptada de sodium lauryl ether sulfate
Desde 1979, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) ha realizado pruebas en materias primas cosméticas y productos acabados para determinar los niveles de 1,4-dioxano. Se comprobó que estaba presente en materias primas etoxiladas en niveles de hasta 1410 ppm (~ 0.14% en peso) y en niveles de hasta 279 ppm (~ 0.03% en peso) en productos cosméticos acabados. Los niveles de 1,4-dioxano superiores a 85 ppm (~ 0.01% en peso) en los champús para niños indican que debería ejercerse un control más exhaustivo tanto de materias como de productos acabados. Si bien la FDA alienta a los fabricantes a eliminar el 1,4-dioxano, la ley federal no lo exige. El 1,4-dioxano aún no está regulado en cosméticos en muchos países.
“Green washing”
Muchas marcas comerciales etiquetan sus productos como libres de SLS o SLES. No obstante, están utilizando SCS o alguna otra forma de SLS/SLES como lauril sulfato de amonio -ALS- o dodecilsulfato de sodio -SDS-, producto equivalente al SLS. Este hecho puede comprobarse leyendo la composición de los productos en su listado INCI, obligatorio para todos los productos cosméticos.
Existen algunos trucos para descubrir si una marca comercial está utilizando SLS / SLES / SCS de forma encubierta. El primero está en el nombre del ingrediente y el segundo está en su capacidad de formación de burbuja. Los ingredientes que contienen ‘laureth’, ‘eth’, ‘lauryl’ o ‘sulfato’ en algún lugar de la lista de ingredientes deberían ser una primera señal de advertencia. Pero además, si el producto burbujea y hace espuma abundante cuando sólo se usa una pequeña cantidad, es probable que contenga alguno de estos ingredientes. Una excelente manera de probar el producto es realizar un pequeño experimento. Si puedes crear un baño de burbujas voluminoso con una pequeña porción de producto, es muy probable que los contenga.
Bibliografía
https://www.zeroxeno.com/blog/sodium-lauryl-sulfate-vs-sodium-coco-sulfate